Las muertes anuales debidas al alcohol, las drogas o el suicidio superaron los 150,000 según los datos más recientes, y podrían empeorar debido a COVID-19

Las muertes por alcohol, drogas y suicidios aumentan en 27 estados

(Washington, DC – 21 de mayo de 2020) –  Datos recientemente publicados muestran que 151,964 estadounidenses murieron debido al alcohol, las drogas o el suicidio en el 2018. Esta tasa nacional de mortalidad por muertes por alcohol, drogas y suicidio en el 2018 fue muy ligeramente inferior a la que hubo en  el 2017 a pesar del progreso en la reducción de muertes debido a algunos tipos de sobredosis de opioides, según un nuevo estudio realizado por Trust for America’s Health (TFAH) y Well Being Trust (WBT).

Entre 2017 y 2018, 27 estados experimentaron tasas más altas (incrementos superiores al 0.04 por ciento) de muertes por alcohol, drogas y suicidio. Dos estados, Vermont y Delaware, experimentaron aumentos de la tasa de mortalidad de dos dígitos: 13 por ciento y 10 por ciento, respectivamente. Veintitrés estados y el Distrito de Columbia tuvieron menos muertes por alcohol, drogas y suicidio durante el mismo período.

Los estados con las tasas más altas de mortalidad por alcohol, drogas y suicidio en el 2018 fueron:

  • West Virginia (84.9 por 100,000)
  • Nuevo México (82.8 por 100,000)
  • New Hampshire (68.2 por 100,000)
  • Alaska (67.8 por 100,000)
  • Delaware (62.9 por 100,00)

Los estados con las tasas más bajas de alcohol, drogas y suicidio en el 2018 fueron:

  • Texas (31.7 por 100,000)
  • Mississippi (31.7 por 100,000)
  • Hawaii (34.6 por 100,000)
  • Nebraska (35.5 por 100,000)
  • Iowa (35.7 por 100,000)

Por el año, las muertes por alcohol aumentaron un 4 por ciento y las muertes por suicidio aumentaron un 2 por ciento en todo el país. Los nuevos datos también muestran un cambio continuo dentro de la crisis de los opioides con reducciones en las muertes por abuso de opioides recetados, pero aumentan las muertes relacionadas con opioides sintéticos, incluido el fentanilo. Las tasas de mortalidad de todos los opioides disminuyeron un 2 por ciento, pero la tasa de mortalidad de los opioides sintéticos aumentó un 10 por ciento. Además, las muertes por heroína fueron menores, pero las muertes por abuso de cocaína y psicoestimulantes fueron mayores.

Aunque todavía es inquietantemente alto, los datos del 2018 son la primera vez desde 1999, cuando comenzó la recopilación de datos actual, que no ha habido un aumento considerable en el índice nacional de muertes por alcohol, drogas y suicidios por cada tasa de 100,000. Sin embargo, esta estabilización en la tasa de mortalidad no fue uniforme. Algunos lugares y grupos de población están experimentando tasas de mortalidad estables o decrecientes, mientras que las tasas entre otros grupos o en otros lugares continúan aumentando.

“Estos datos son un llamado a la acción”, dijo John Auerbach, presidente y CEO de Trust for America’s Health. “Sabemos lo que funciona para abordar las muertes por desesperación, pero el progreso ha sido desigual y las tasas de mortalidad continúan aumentando, con comunidades de color que experimentan tasas más altas de aumento en las muertes por drogas y alcohol. Y hay otra preocupación inmediata: la crisis de COVID-19 ha aumentado las cargas sanitarias y las presiones económicas en muchas comunidades de color “.

Los indios americanos, asiáticos, negros, latinos y adultos mayores experimentaron aumentos en las muertes inducidas por drogas entre 2017 y 2018. Los negros y los indios estadounidenses tuvieron el mayor aumento. Los negros ahora tienen tasas más altas de sobredosis de opioides sintéticos (10.7 por 100,000), tasas de sobredosis de cocaína (8.8 por 100,000) y casi la misma tasa general de mortalidad inducida por drogas (21.8 por 100,000) que los blancos, después de décadas de tener tasas de sobredosis sustancialmente más bajas. Los grupos de población que experimentaron tasas de mortalidad más bajas inducidas por drogas en el 2018 incluyeron adultos de 18 a 54 años y blancos.

“Simplemente, muchos estadounidenses están muriendo por causas prevenibles. Las profundas disparidades raciales de salud observadas en estos datos muestran que muchos grupos de minorías étnicas se están quedando atrás en nuestros esfuerzos de respuesta “, dijo Benjamin F. Miller, PsyD, director de estrategia de Well Being Trust. “La nación necesita un marco integral para la excelencia en la salud mental y el bienestar, uno que intencionalmente brinde soluciones para los indios americanos, negros, asiáticos y latinos. Con todas las demás inversiones relacionadas con COVID-19, es hora de que el gobierno federal invierta completamente en salud mental ahora y que todos los estados tomen medidas “.


Muertes por tipo de droga

Opioides sintéticos: en el 2018, 31,355 estadounidenses murieron por sobredosis de opioides sintéticos; un aumento del 10 por ciento desde el 2017. En total, la tasa de mortalidad por sobredosis con opioides sintéticos ha aumentado 10 veces desde el 2013.

Cocaína: en el 2018, 14,666 estadounidenses murieron por sobredosis de cocaína; hasta un 5 por ciento desde el 2017. La tasa general de mortalidad por sobredosis de cocaína ha aumentado en un 187 por ciento desde el 2013.

Otros psicoestimulantes: en el 2018, 12,676 estadounidenses murieron por sobredosis de psicoestimulantes y 52,279 murieron en la última década debido al abuso de psicoestimulantes. La tasa de mortalidad por sobredosis de psicoestimulantes en el 2018 fue un 22 por ciento más alta que en el 2017.


Muertes inducidas por alcohol
En el 2018, 37,329 estadounidenses murieron debido a causas inducidas por el alcohol; La tasa de muertes inducidas por el alcohol en el 2018 fue un 4 por ciento más alta que el año anterior.

Las muertes inducidas por el alcohol son más altas entre los indios americanos (30.0 por 100,000) y adultos de 55 a 74 años (27.6 por 100,000). Todos los grupos de población tuvieron tasas más altas de muertes por alcohol en 2018 en comparación con el año anterior, excepto los jóvenes de 0 a 17 años, cuya tasa se mantuvo estable.


Muertes por suicidios
En el 2018, 48,344 estadounidenses murieron como resultado del suicidio. A nivel nacional, la tasa de suicidios de 2018 fue dos por ciento más alta que el año anterior (es decir, después de un aumento de cuatro por ciento en 2017). Las tasas de suicidio aumentaron en todos los datos demográficos, excepto en adultos de 18 a 54 años cuya tasa se mantuvo estable. Además, todos los grupos minoritarios raciales y étnicos experimentaron cambios proporcionales mayores en las tasas de suicidio que los blancos.

La muerte por suicidio en el 2018 fue más alta entre los hombres (23.4 por ciento por 100,000), aquellos que viven en áreas rurales (19.7 por 100,000), blancos (16.8 por 100,000) y nativos de los indios americanos / Alaska (14.1 por 100,000).

 

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Trust for America’s Health es una organización sin fines de lucro y no partidista que promueve la salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional. www.tfah.org. Twitter: @HealthyAmerica1

 

Well Being Trust es una fundación nacional dedicada a promover la salud mental, social y espiritual de la nación. Creado para incluir la participación de organizaciones de todos los sectores y perspectivas, Well Being Trust se compromete a innovar y abordar los desafíos de salud mental más críticos que enfrenta Estados Unidos, y a transformar el bienestar individual y comunitario. www.wellbeingtrust.org. Twitter: @WellBeingTrust

Annual Deaths Due to Alcohol, Drugs or Suicide Exceeded 150,000 According to the Most Recent Data – And Could Get Worse Due to COVID-19

Alcohol, drug and suicide deaths up in 27 states

(Washington, DC – May 21, 2020) – Newly released data show that 151,964 Americans died due to alcohol, drugs or suicide in 2018. This 2018 national death rate for alcohol, drug and suicide deaths was only very slightly lower than what it had been in 2017 despite progress in reducing deaths due to some types of opioid overdose, according to a new study by Trust for America’s Health (TFAH) and Well Being Trust (WBT).

Between 2017 and 2018, 27 states experienced higher rates (increases above 0.04 percent) of alcohol, drug and suicide deaths. Two states, Vermont and Delaware, experienced double-digit death rate increases – 13 percent and 10 percent respectively. Twenty-three states and the District of Columbia had lower alcohol, drug and suicide deaths during the same period.

States with the highest alcohol, drugs and suicide death rates in 2018 were:

  • West Virginia (84.9 per 100,000)
  • New Mexico (82.8 per 100,000)
  • New Hampshire (68.2 per 100,000)
  • Alaska (67.8 per 100,000)
  • Delaware (62.9 per 100,00)

States with the lowest alcohol, drug and suicide rates in 2018 were:

  • Texas (31.7 per 100,000)
  • Mississippi (31.7 per 100,000)
  • Hawaii (34.6 per 100,000)
  • Nebraska (35.5 per 100,000)
  • Iowa (35.7 per 100,000)

For the year, alcohol deaths were up 4 percent and suicide deaths were up 2 percent across the country. The new data also show a continuing shift within the opioid crisis with reductions in deaths due to prescription opioid abuse but increases in deaths involving synthetic opioids including fentanyl. Death rates for all opioids were down 2 percent, but the death rate for synthetic opioids was up 10 percent. Additionally, heroin deaths were lower but deaths due to cocaine and psychostimulants abuse were higher.

While still disturbingly high, the 2018 data is the first time since 1999, when the current data collection began, that there hasn’t been a sizable increase in the national alcohol, drugs and suicide deaths per 100,000 rate. However, this stabilization in the deaths rate was not uniform. Some places and populations groups are experiencing stable or decreasing deaths rates while rates among other groups or in other places are continuing to rise.

“These data are a clarion call to action,” said John Auerbach, President and CEO of Trust for America’s Health. “We know what works to address deaths of despair but progress has been uneven and death rates continue to climb, with communities of color experiencing higher rates of increases in drug and alcohol deaths. And there’s another immediate concern: the COVID-19 crisis has increased the health burdens and economic pressures on many communities of color.”

American Indians, Asians, Blacks, Latinos and older adults all experienced increases in drug-induced deaths between 2017 and 2018. Blacks and American Indians had the largest increase. Blacks now have higher synthetic opioid overdose rates (10.7 per 100,000), cocaine overdose rates (8.8 per 100,000) and nearly the same overall drug-induced death rate (21.8 per 100,000) as Whites, after decades of having substantially lower overdose rates. Population groups that experienced lower drug-induced death rates in 2018 included adults ages 18-54 and Whites.

“Quite simply, too many Americans are dying from preventable causes. The profound racial health disparities seen in these data show that many ethnic minority groups are being left behind in our response efforts,” said Benjamin F. Miller, PsyD, chief strategy officer, Well Being Trust. “The nation needs a comprehensive framework for excellence in mental health and well-being, one that intentionally provides solutions for American Indians, Blacks, Asians and Latinos. With all the other COVID-19 related investments, it’s time for the federal government to fully invest in mental health now and for all states to take action.”

Deaths by Drug Type

Synthetic Opioids – in 2018, 31,355 Americans died from synthetic opioid overdose; up 10 percent since 2017. In total, the synthetic-opioid-involved overdose death rate has increased 10-fold since 2013.

Cocaine – In 2018, 14,666 Americans died from cocaine-involved overdoses; up 5 percent since 2017. The overall cocaine overdose death rate has increased by 187 percent since 2013.

Other psychostimulants – In 2018, 12,676 Americans died from overdoses involving psychostimulants and 52,279 have died over the past decade due to psychostimulants abuse.  The 2018 psychostimulants overdose death rate was 22 percent higher than it was in 2017.

Alcohol-induced Deaths

In 2018, 37,329 Americans died due to alcohol-induced causes; the rate of alcohol-induced deaths in 2018 was 4 percent higher than the prior year.

Alcohol induced deaths are highest among American Indians (30.0 per 100,000) and adults ages 55 to 74 (27.6 per 100,000). All population groups had higher rates of alcohol deaths in 2018 as compared to the prior year except youths ages 0-17, whose rate held steady.

Suicide Deaths

In 2018, 48,344 Americans died as a result of suicide. Nationally, the 2018 suicide rate was two percent higher than the prior year (that is after a four percent increase in 2017). Suicide rates increased across all demographics, except for adults ages 18-54 whose rate remained stable. In addition, all racial and ethnic minority groups experienced larger proportional changes in suicide rates than did Whites.

Death by suicide in 2018 was highest among males (23.4 percent per 100,000), those living in rural areas (19.7 per 100,000), Whites (16.8 per 100,000) and American Indian/Alaska Natives (14.1 per 100,000).

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Trust for America’s Health is a nonprofit, nonpartisan organization that promotes optimal health for every person and community and makes the prevention of illness and injury a national priority.  www.tfah.org. Twittwe: @HealthyAmerica1

 

Well Being Trust is a national foundation dedicated to advancing the mental, social, and spiritual health of the nation. Created to include participation from organizations across sectors and perspectives, Well Being Trust is committed to innovating and addressing the most critical mental health challenges facing America, and to transforming individual and community well-being. www.wellbeingtrust.org. Twitter: @WellBeingTrust

 

 

 

 

 

Las muertes anuales debidas al alcohol, las drogas o el suicidio excedieron los 150,000 según los datos más recientes, y podrían empeorar debido a COVID-19

A pesar de las disminuciones en las muertes por sobredosis de opioides en general, las muertes por opioides sintéticos, cocaína y otros psicoestimulantes aumentaron bruscamente y las muertes por alcohol y suicidio también aumentaron

 

(Washington, DC y Oakland, CA – 21 de mayo de 2020) – Los datos recientemente publicados muestran que 151,964 estadounidenses murieron debido al alcohol, las drogas o el suicidio en el 2018. Esta tasa nacional de mortalidad por alcohol, drogas y muertes por suicidio fue solo muy ligeramente inferior a lo que había sido en el 2017 a pesar del progreso en la reducción de algunos tipos de sobredosis de opioides, según un nuevo estudio realizado por Trust for America’s Health (TFAH) y Well Being Trust (WBT).

Por el año, las muertes por alcohol aumentaron un 4 por ciento y las muertes por suicidio aumentaron un 2 por ciento. Los nuevos datos también muestran un cambio continuo dentro de la crisis de opioides con reducciones en las muertes por sobredosis de opioides recetados, pero aumentan las muertes que involucran opioides sintéticos, incluido el fentanilo.

Las tasas de mortalidad de todos los opioides disminuyeron un 2 por ciento, pero la tasa de mortalidad de los opioides sintéticos aumentó un 10 por ciento. Además, las muertes por sobredosis con heroína fueron menores, pero las muertes por cocaína y otros psicoestimulantes, como la metanfetamina, el éxtasis, la anfetamina y los estimulantes recetados, fueron mayores.

Aunque todavía es inquietantemente alto, los datos del 2018 son la primera vez desde 1999, cuando comenzó la recopilación de datos actual, que no ha habido un aumento considerable en el alcohol, las drogas y las muertes por suicidio por una tasa de 100,000. Sin embargo, esta estabilización en la tasa de mortalidad no fue uniforme. Algunos lugares y grupos de población están experimentando tasas de mortalidad estables o decrecientes, mientras que las tasas entre otros grupos o en otros lugares continúan aumentando.

“Estos datos son un llamado a la acción”, dijo John Auerbach, presidente y CEO de Trust for America’s Health. “Sabemos lo que funciona para abordar las muertes por desesperación, pero el progreso ha sido desigual y las tasas de mortalidad continúan aumentando, con comunidades de color que experimentan tasas más altas de aumentos en las muertes inducidas por drogas y alcohol. Y hay otra preocupación inmediata: la crisis de COVID-19 ha aumentado las cargas sanitarias y las presiones económicas en muchas comunidades de color “.

Los indios americanos, asiáticos, negros, latinos y adultos mayores experimentaron aumentos en las muertes inducidas por drogas entre 2017 y 2018. Los negros y los indios estadounidenses tuvieron el mayor aumento absoluto. Los negros ahora tienen tasas más altas de sobredosis de opioides sintéticos (10.7 por 100,000), tasas de sobredosis de cocaína (8.8 por 100,000) y casi la misma tasa general de mortalidad inducida por drogas (21.8 por 100,000) que los blancos, después de décadas de tener tasas sustancialmente más bajas.

Los grupos de población que experimentaron tasas de mortalidad más bajas inducidas por drogas en el 2018 incluyeron adultos de 18 a 54 años y blancos.

“Simplemente, muchos estadounidenses están muriendo por causas prevenibles. Las profundas disparidades raciales de salud observadas en estos datos muestran que muchos grupos de minorías étnicas se están quedando atrás en nuestros esfuerzos de respuesta “, dijo Benjamin F. Miller, PsyD, director de estrategia de Well Being Trust. “La nación necesita un marco integral para la excelencia en la salud mental y el bienestar, uno que intencionalmente brinde soluciones para los indios americanos, negros, asiáticos y latinos. Con todas las demás inversiones relacionadas con COVID-19, es hora de que el gobierno federal invierta completamente en salud mental ahora y que todos los estados tomen medidas “.

La reducción de ciertas muertes por opioides sugiere que las políticas y los programas dirigidos a la epidemia de opioides pueden estar afianzándose en algunas poblaciones, pero muchos grupos raciales y étnicos no están viendo el mismo progreso que los blancos. La nación debe basarse en el pequeño grado de éxito y llevar el mismo enfoque a las poblaciones que están en mayor riesgo, especialmente los negros, los latinos y los indios estadounidenses.

Las recomendaciones de política descritas en el informe incluyen:

o Invertir en prevención abordando los factores importantes que crean las condiciones que mejoran los resultados. Numerosos factores contribuyen al bienestar o la falta de este, incluida la pobreza intergeneracional, el racismo sistémico, la discriminación étnica y la homofobia / transfobia se encuentran entre los factores sociales, económicos y ambientales que elevan el riesgo. Las agencias gubernamentales a todos los niveles deben tomar medidas para promover la equidad racial y combatir el racismo y la discriminación.

o Reducir los factores de riesgo y promover la resiliencia en niños, familias y comunidades. Apoyo de políticas y programas equitativos que reduzcan las experiencias traumáticas y adversas, como la exposición a la violencia, la vivienda inestable, la discriminación racial y étnica y el sesgo implícito, que tienen profundos impactos a largo plazo en el uso posterior de sustancias y la salud mental.

o Integrar, aumentar el acceso y mejorar la atención médica al involucrar a todos los sectores de la sociedad para abordar los trastornos de salud mental y uso de sustancias. Las escuelas, los lugares de trabajo, los centros comunitarios, las bibliotecas y los programas públicos deben incorporar formas de abordar los problemas de salud mental y adicciones, desde aumentar la conciencia y reducir el estigma, hasta proporcionar capacitación en intervenciones de crisis y facilitar referencias, e incluso integrar la atención médica en su programación donde sea posible.

o Limitar el acceso a medios letales de suicidio. Promover el almacenamiento seguro de medicamentos y armas de fuego proporcionando educación pública; restringir el acceso a armas de fuego a niños y personas en crisis o en riesgo de suicidio; y la creación de protocolos para proveedores de atención médica, consejeros y personal de primera respuesta sobre cómo interactuar y aconsejar a los pacientes y sus familias para crear entornos seguros. Implementar verificaciones de antecedentes universales para la compra de armas y órdenes de protección de riesgo extremo en todo el país, y ampliar los programas para involucrar a las partes interesadas, como el Proyecto Gun Shop, que educa al personal de las tiendas de armas sobre la prevención del suicidio.

 

Resumen de datos de 2018

Muertes por tipos de drogas

Muertes por sobredosis de opioides sintéticos: en el 2018, 31,355 estadounidenses murieron por sobredosis de opioides sintéticos; un aumento del 10 por ciento desde el 2017. En total, la tasa de mortalidad por sobredosis con opioides sintéticos ha aumentado casi 10 veces desde el 2013.

Muertes por sobredosis de cocaína: en el 2018, 14,666 estadounidenses murieron por sobredosis relacionadas con la cocaína; hasta un 5 por ciento desde el 2017. La tasa general de mortalidad por sobredosis de cocaína ha aumentado en un 187 por ciento desde el 2013.

Otras muertes por sobredosis de psicoestimulantes: en el 2018, 12,676 estadounidenses murieron por sobredosis de psicoestimulantes y 52,279 murieron en la última década debido al abuso de psicoestimulantes. La tasa de mortalidad por sobredosis de psicoestimulantes en el 2018 fue un 22 por ciento más alta que en el 2017.

Muertes inducidas por alcohol

En el 2018, 37,329 estadounidenses murieron debido a causas inducidas por el alcohol; La tasa de muertes inducidas por el alcohol en el 2018 fue un 4 por ciento más alta que el año anterior.

Las muertes inducidas por el alcohol son más altas entre los indios americanos (30.0 por 100,000) y adultos de 55 a 74 años (27.6 por 100,000). Todos los grupos de población tuvieron tasas más altas de muertes por alcohol en 2018 en comparación con el año anterior, excepto los jóvenes de 0 a 17 años, cuya tasa se mantuvo estable.

Muertes por suicidios

En el 2018, 48,344 estadounidenses murieron como resultado del suicidio. A nivel nacional, la tasa de suicidios de 2018 fue dos por ciento más alta que el año anterior (después de un aumento de cuatro por ciento en 2017). Las tasas de suicidio aumentaron en todos los datos demográficos, excepto en adultos de 18 a 54 años cuya tasa se mantuvo estable. Además, todos los grupos minoritarios raciales y étnicos experimentaron cambios proporcionales mayores en las tasas de suicidio que los blancos.

La muerte por suicidio en el 2018 fue más alta entre los hombres (23.4 por ciento por 100,000), aquellos que viven en áreas rurales (19.7 por 100,000), blancos (16.8 por 100,000) y nativos de los indios americanos / Alaska (14.1 por 100,000).

Tendencias estatales

Entre 2017 y 2018, 27 estados experimentaron tasas más altas (por encima del 0,04%) de muertes por alcohol, drogas y suicidio. Veintitrés estados y el Distrito de Columbia tuvieron menos muertes por alcohol, drogas y suicidio durante el mismo período.

Los estados con las tasas más altas de mortalidad por alcohol, drogas y suicidio en el 2018 fueron: West Virginia (84.9 por 100,000), Nuevo México (82.8 por 100,000), New Hampshire (68.2 por 100,000) y Alaska (67.8 por 100,000).

Los estados con las tasas más bajas de alcohol, drogas y suicidio en 2018 fueron: Texas (31.7 por 100,000), Mississippi (31.7 por 100,000) y Hawaii (34.6 por 100,000).

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Trust for America’s Health es una organización sin fines de lucro y no partidista que promueve la salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional. www.tfah.org. Twitter: @HealthyAmerica1

 

Well Being Trust es una fundación nacional dedicada a promover la salud mental, social y espiritual de la nación. Creado para incluir la participación de organizaciones de todos los sectores y perspectivas, Well Being Trust se compromete a innovar y abordar los desafíos de salud mental más críticos que enfrenta Estados Unidos, y a transformar el bienestar individual y comunitario. www.wellbeingtrust.org. Twitter: @WellBeingTrust

Annual Deaths Due to Alcohol, Drugs or Suicide Exceeded 150,000According to the Most Recent Data – And Could Get Worse Due to COVID-19

Despite decreases in overall opioid overdose deaths, deaths involving synthetic opioids, cocaine and other psychostimulants increased sharply and alcohol and suicide deaths are also up.

(Washington, DC and Oakland, CA – May 21, 2020) – Newly released data show that 151,964 Americans died due to alcohol, drugs or suicide in 2018. This national death rate for alcohol, drug and suicide deaths was only very slightly lower than what it had been in 2017 despite progress in reducing some types of opioid overdose, according to a new study by Trust for America’s Health (TFAH) and Well Being Trust (WBT).

For the year, alcohol deaths were up 4 percent and suicide deaths were up 2 percent. The new data also show a continuing shift within the opioid crisis with reductions in deaths due to prescription opioid overdose but increases in deaths involving synthetic opioids, including fentanyl.

Death rates for all opioids were down 2 percent, but the death rate for synthetic opioids was up 10 percent. Additionally, heroin involved overdose deaths were lower but deaths involving cocaine and other psychostimulants, such as methamphetamine, ecstasy, amphetamine and prescription stimulants, were higher.

While still disturbingly high, the s2018 data is the first time since 1999, when the current data collection began, that there has not been a sizable increase in the alcohol, drugs and suicide deaths per 100,000 rate. However, this stabilization in the deaths rate was not uniform. Some places and population groups are experiencing stable or decreasing deaths rates while rates among other groups or in other places continue to rise.

“These data are a clarion call to action,” said John Auerbach, President and CEO of Trust for America’s Health. “We know what works to address deaths of despair but progress has been uneven and death rates continue to climb, with communities of color experiencing higher rates of increases in drug-induced and alcohol deaths. And there’s another immediate concern: the COVID-19 crisis has increased the health burdens and economic pressures on many communities of color.”

American Indians, Asians, Blacks, Latinos and older adults all experienced increases in drug-induced deaths between 2017 and 2018. Blacks and American Indians had the largest absolute increase. Black now have higher synthetic opioid overdose rates (10.7 per 100,000), cocaine overdose rates (8.8 percent per 100,000) and nearly the same overall drug-induced rate (21.8 per 100,000) as Whites, after decades of having substantially lower rates.

Population groups that experienced lower drug-induced death rates in 2018 included adults ages 18-54 and Whites.

“Quite simply, too many Americans are dying from preventable causes. The profound racial health disparities seen in these data show that many ethnic minority groups are being left behind in our response efforts,” said Benjamin F. Miller, PsyD, chief strategy officer, Well Being Trust. “The nation needs a comprehensive framework for excellence in mental health and well-being, one that intentionally provides solutions for American Indians, Blacks, Asians and Latinos. With all the other COVID-19 related investments, it’s time for the federal government to fully invest in mental health now and for all states to take action.”

The reduction in certain opioid deaths suggests that the policies and programs targeting the opioid epidemic may be taking hold in some populations – but many racial and ethnic groups are not seeing the same progress as Whites. The nation should build on the small degree of success and bring the same focus to populations who are at increasing risk, especially Blacks, Latinos and American Indians.

Policy recommendations outlined in the report include:

  • Investing in prevention by addressing the upstream factors that create the conditions that improve outcomes. Numerous factors contribute to well-being or the lack of it including Intergenerational poverty, systemic racism, ethnic discrimination, and homophobia/transphobia are among the social, economic, and environmental factors that elevate risk. Government agencies at all levels should take steps to promote racial equity and combat racism and discrimination.
  • Reducing risk factors and promoting resilience in children, families, and communities. Support equitable policies and programs that reduce traumatic and adverse experiences—such as exposure to violence, unstable housing, racial and ethnic discrimination, and implicit bias—which have profound long-term impacts on later substance use and mental health.
  • Integrating, increasing access to, and improving healthcare by engaging all sectors of society in addressing mental health and substance use disorders. Schools, workplaces, community centers, libraries, and public-facing programs should all incorporate ways to address mental health and addictions issues, from boosting awareness and reducing stigma, to providing crisis intervention training and facilitating referrals, and even integrating healthcare into their programming where possible.
  • Limiting access to lethal means of suicide. Promote safe storage of medications and firearms by providing public education; restricting access to firearms for children and individuals in crisis or at risk of suicide; and creating protocols for health care providers, counselors, and first responders on how to interact with and counsel patients and families to create safe environments. Implement universal background checks for gun purchases and extreme-risk protection orders nationwide, and expand programs to engage stakeholders—like the Gun Shop Project, which educates gun store staffs on suicide prevention.

2018 Data Summary

Deaths by Drug Type

Synthetic Opioids Overdose Deaths – in 2018, 31,355 Americans died from synthetic opioid-involved overdose; up 10 percent since 2017. In total, the synthetic-opioid-involved overdose death rate has increased nearly 10-fold since 2013.

Cocaine Overdose Deaths – In 2018, 14,666 Americans died from cocaine-involved overdoses; up 5 percent since 2017. The overall cocaine overdose death rate has increased by 187 percent since 2013.

Other psychostimulants Overdose Deaths – In 2018, 12,676 Americans died from overdoses involving psychostimulants and 52,279 have died over the past decade due to psychostimulants abuse.  The 2018 psychostimulants overdose death rate was 22 percent higher than it was in 2017.

Alcohol-induced Deaths

In 2018, 37,329 Americans died due to alcohol-induced causes; the rate of alcohol-induced deaths in 2018 was 4 percent higher than the prior year.

Alcohol induced deaths are highest among American Indians (30.0 per 100,000) and adults ages 55 to 74 (27.6 per 100,000). All population groups had higher rates of alcohol deaths in 2018 as compared to the prior year except youths ages 0-17, whose rate held steady.

Suicide Deaths

In 2018, 48,344 Americans died as a result of suicide. Nationally, the 2018 suicide rate was two percent higher than the prior year (after a four percent increase in 2017). Suicide rates increased across all demographics, except for adults ages 18-54 whose rate remained stable. In addition, all racial and ethnic minority groups experienced larger proportional changes in suicide rates than did Whites.

Death by suicide in 2018 was highest among males (23.4 percent per 100,000), those living in rural areas (19.7 per 100,000), Whites (16.8 per 100,000) and American Indian/Alaska Natives (14.1 per 100,000).

State Trends

Between 2017 and 2018, 27 states experienced higher rates (above 0.04%) of alcohol, drug and suicide deaths. Twenty-three states and the District of Columbia had lower alcohol, drug and suicide deaths during the same period.

States with the highest alcohol, drugs and suicide death rates in 2018 were: West Virginia (84.9 per 100,000), New Mexico (82.8 per 100,000), New Hampshire (68.2 per 100,000) and Alaska (67.8 per 100,000).

States with the lowest alcohol, drug and suicide rates in 2018 were: Texas (31.7 per 100,000), Mississippi (31.7 per 100,000) and Hawaii (34.6 per 100,000).

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Trust for America’s Health is a nonprofit, nonpartisan organization that promotes optimal health for every person and community and makes the prevention of illness and injury a national priority.  www.tfah.org. Twitter:@HealthyAmerica1

 

Well Being Trust is a national foundation dedicated to advancing the mental, social, and spiritual health of the nation. Created to include participation from organizations across sectors and perspectives, Well Being Trust is committed to innovating and addressing the most critical mental health challenges facing America, and to transforming individual and community well-being. www.wellbeingtrust.org. Twitter: @WellBeingTrust

 

 

 

Mental Health and COVID19: How the Pandemic Complicates Current Gaps in Care and What Can Be Done

The ongoing COVID-19 pandemic has created new challenges and aggravated existing obstacles to mental health care and well-being. Individuals, families, and communities nationwide are grappling with financial insecurity, increased difficulty accessing mental health and substance use care, and an elevated level of overall stress and anxiety. This pandemic also threatens to widen existing disparities in access, treatment, and recovery for mental illness and substance use disorders. All of this culminates into a possible “second wave” of rising mental anguish, addiction, and social dislocation.

The discussion focused on the unique challenges for mental health in the wake of COVID-19. Attendees learned about current advocacy efforts to improve the mental health system, what specialized resources in response to the pandemic have been released to date, and what else may be needed.

Nuevo informe muestra que la respuesta de COVID-19 fue años de fabricación

El financiamiento para los programas de preparación y respuesta de salud pública perdió terreno en el año fiscal 2020 y durante la última década

(Washington, DC – 16 de abril de 2020) – La falta de fondos crónica de los sistemas de preparación para emergencias y salud pública del país ha hecho que el país sea vulnerable a los riesgos de seguridad de la salud, incluida la nueva pandemia de coronavirus, según un nuevo informe publicado hoy por Trust for America’s Health.

El informe, El impacto de la falta de fondos crónica en el sistema de salud pública de Estados Unidos: Tendencias, riesgos y recomendaciones, 2020, examina las tendencias federales, estatales y locales de financiamiento de salud pública y recomienda inversiones y acciones políticas para construir un sistema más sólido, priorizar la prevención y efectivamente abordar los riesgos para la salud del siglo XXI.

“COVID-19 ha puesto de relieve la dura falta de preparación del país para hacer frente a las amenazas al bienestar de los estadounidenses”, dijo John Auerbach, presidente y CEO de Trust for America’s Health. “Años de recortar fondos para programas de salud pública y preparación para emergencias han dejado a la nación con una fuerza laboral de salud pública más pequeña de lo necesario, capacidad de prueba limitada, una reserva nacional insuficiente y sistemas de seguimiento de enfermedades arcaicas – en resumen, herramientas del siglo XX para lidiando con los desafíos del siglo XXI “.

Imagen mixta para la financiación de los CDC para el año fiscal 2020

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. Son la agencia de salud pública líder del país. El presupuesto general de los CDC para el año fiscal 2020 es de $ 7.92 mil millones: un aumento de $ 645 millones, 9 por ciento sobre el financiamiento de los CDC para el año fiscal 2019, 7 por ciento en dólares ajustados por inflación. El mayor aumento del año fiscal 2020 fue una inversión única en edificios e instalaciones (+ $ 225 millones). Otros aumentos incluyeron fondos para la iniciativa Ending HIV (+ $ 140 millones) y pequeños aumentos para programas de prevención de suicidio y enfermedades crónicas.

Financiamiento de preparación para emergencias este año y por más de una década

Los fondos para los programas de preparación y respuesta de salud pública de los CDC disminuyeron entre los presupuestos del año fiscal 2019 y el año fiscal 2020, de $ 858 millones en el año fiscal 2019 a $ 850 millones en el año fiscal 2020. Los fondos del programa de los CDC para la preparación para emergencias en el año fiscal 2020 ($ 7.92 mil millones) son menores que fue en el año fiscal 2011 ($ 7.99 mil millones en dólares del año fiscal 2020), después de ajustar por inflación.

Los fondos para los programas de preparación y respuesta ante emergencias de salud pública estatales y locales también se han reducido, en aproximadamente un tercio desde 2003. Y, de gran preocupación ahora, los fondos para el Programa de Preparación Hospitalaria, la única fuente federal de fondos para ayudar a la prestación de atención médica. El sistema de preparación y respuesta ante emergencias se ha reducido a la mitad desde 2003.

La acción federal para promulgar tres paquetes de fondos suplementarios para apoyar la respuesta a la pandemia COVID-19 fue crítica. Pero son ajustes a corto plazo que no fortalecen la capacidad central a largo plazo del sistema de salud pública, según los autores del informe. Se necesitan incrementos sostenidos de fondos anuales para garantizar que nuestros sistemas de seguridad de salud e infraestructura de salud pública estén a la altura de la tarea de proteger a todas las comunidades.

El descuido habitual de la salud pública en la nación, excepto durante emergencias, es un problema de larga data. “Las emergencias que amenazan la salud y el bienestar de los estadounidenses son cada vez más frecuentes y más graves. Estos incluyen incendios forestales e inundaciones, la crisis de opioides, el aumento de la obesidad y las enfermedades crónicas, y este año un brote de sarampión, lesiones pulmonares graves debido al vapeo y la peor pandemia en un siglo. Debemos comenzar a hacer inversiones año tras año en salud pública”, dijo Auerbach.

Además de apoyar las actividades federales, los fondos federales también son la fuente principal de financiamiento para la mayoría de los programas de salud pública locales y estatales. Durante el año fiscal 2018, el 55 por ciento de los gastos de salud pública de los estados, en promedio, fueron financiados por fuentes federales. Por lo tanto, los recortes en el gasto federal tienen un grave efecto de goteo en los programas estatales y locales. Entre el año fiscal 2016 y el año fiscal 2018, los gastos estatales de dinero federal para actividades de salud pública disminuyeron de $ 16.3 mil millones a $ 12.8 mil millones. Además de los recortes federales, algunos estados también han reducido los fondos de salud pública. Más del 20 por ciento de los estados (once) recortaron sus fondos de salud pública entre 2018 y 2019.

Estos recortes de fondos han llevado a reducciones significativas de la fuerza laboral en los departamentos de salud pública estatales y locales. En el 2017, el 51 por ciento de los grandes departamentos locales de salud pública informaron pérdidas de empleos. Algunas de las posiciones pérdidas fueron en el personal de salud pública de primera línea que habría sido movilizado para combatir la pandemia de COVID-19.

El informe incluye 28 recomendaciones de políticas para mejorar la preparación para emergencias del país en cuatro áreas prioritarias:

  • mayor financiamiento para fortalecer la infraestructura de salud pública y la fuerza laboral, incluida la modernización de los sistemas de datos y las capacidades de vigilancia.
  • mejorar la preparación para emergencias, incluida la preparación para eventos relacionados con el clima y brotes de enfermedades infecciosas.
  • salvaguardar y mejorar la salud de los estadounidenses invirtiendo en la prevención de enfermedades crónicas y la prevención del abuso de sustancias y el suicidio.
  • abordar los determinantes sociales de la salud y avanzar en la equidad en salud.

El informe también respalda el llamado de más de 100 organizaciones de salud pública para que el Congreso aumente el presupuesto de los CDC en un 22 por ciento para el año fiscal 2022.

 

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Trust for America’s Health es una organización sin fines de lucro y no partidista que promueve la salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional. Twitter: @healthyamerica1

New Report Shows Hamstrung COVID-19 Response was Years in the Making

Funding for public health preparedness and response programs lost ground in FY 2020 and over the past decade.

(Washington, DC – April 16, 2020) – Chronic underfunding of the nation’s public health and emergency preparedness systems has made the nation vulnerable to health security risks, including the novel coronavirus pandemic, according to a new report released today by Trust for America’s Health.

The report, The Impact of Chronic Underfunding on America’s Public Health System: Trends, Risks, and Recommendations, 2020, examines federal, state, and local public health funding trends and recommends investments and policy actions to build a stronger system, prioritize prevention, and effectively address twenty-first-century health risks.

“COVID-19 has shined a harsh spotlight on the country’s lack of preparedness for dealing with threats to Americans’ well-being,” said John Auerbach, President and CEO of Trust for America’s Health. “Years of cutting funding for public health and emergency preparedness programs has left the nation with a smaller-than-necessary public health workforce, limited testing capacity, an insufficient national stockpile, and archaic disease tracking systems – in summary, twentieth-century tools for dealing with twenty-first-century challenges.”

Mixed Picture for CDC FY 2020 Funding

The U.S. Centers for Disease Control and Prevention (CDC) is the nation’s leading public health agency. The CDC’s overall budget for FY 2020 is $7.92 billion – a $645 million increase, 9 percent over FY 2019 CDC funding, 7 percent in inflation-adjusted dollars. The largest FY 2020 increase was a onetime investment in buildings and facilities (+$225 million). Other increases included funding for the Ending HIV initiative (+$140 million) and small increases for suicide and chronic disease prevention programs.

Emergency Preparedness Funding Down This Year and For Over a Decade

Funding for CDC’s public health preparedness and response programs decreased between the FY 2019 and FY 2020 budgets – down from $858 million in FY 2019 to $850 million in FY 2020.  CDC’s program funding for emergency preparedness in FY 2020 ($7.92 billion) is less than it was in FY 2011 ($7.99 billion in FY 2020 dollars), after adjusting for inflation.

Funding for state and local public health emergency preparedness and response programs has also been reduced, by approximately one-third since 2003. And, of critical concern now, funding for the Hospital Preparedness Program, the only federal source of funding to help the healthcare delivery system prepare for and respond to emergencies, has been cut by half since 2003.

Federal action to enact three supplemental funding packages to support the COVID-19 pandemic response was critical. But they are short-term adjustments that do not strengthen the core, long-term capacity of the public health system, according to the report’s authors.  Sustained annual funding increases are needed to ensure that our health security systems and public health infrastructure are up to the task of protecting all communities.

The nation’s habitual neglect of public health, except during emergencies, is a longstanding problem. “Emergencies that threaten Americans’ health and well-being are becoming more frequent and more severe. These include wildfires and flooding, the opioid crisis, the increase in obesity and chronic illness, and this year a measles outbreak, serious lung injuries due to vaping, and the worst pandemic in a century. We must begin making year-in and year-out investments in public health,” Auerbach said.

In addition to supporting federal activities, federal monies are also the primary source of funding for most state and local public health programs. During FY 2018, 55 percent of states’ public health expenditures, on average, were funded from federal sources. Therefore, federal spending cuts have a serious trickle-down effect on state and local programs. Between FY 2016 and FY 2018, state expenditures of federal monies for public health activities decreased from $16.3 billion to $12.8 billion.   On top of federal cuts, some states have also reduced public health funding.  More than 20 percent of states (eleven) cut their public health funding between 2018 and 2019.

These funding cuts have led to significant workforce reductions in state and local public health departments. In 2017, 51 percent of large local public health departments reported job losses.  Some of the positions lost were frontline public health staff who would have been mobilized to combat the COVID-19 pandemic.

The report includes 28 policy recommendations to improve the country’s emergency preparedness in four priority areas:

  • increased funding to strengthen the public health infrastructure and workforce, including modernizing data systems and surveillance capacities.
  • improving emergency preparedness, including preparation for weather-related events and infectious disease outbreaks.
  • safeguarding and improving Americans’ health by investing in chronic disease prevention and the prevention of substance misuse and suicide.
  • addressing the social determinants of health and advancing health equity.

The report also endorses the call by more than 100 public health organizations for Congress to increase CDC’s budget by 22 percent by FY 2022.

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Trust for America’s Health is a nonprofit, nonpartisan organization that promotes optimal health for every person and community and makes the prevention of illness and injury a national priority. Twitter: @healthyamerica1

10th Anniversary of the ACA: A Time to Reflect on its Impact and Refocus Efforts on the Act’s Purpose and Goals

COVID-19 has shown how important it is to fully fund the ACA created Prevention and Public Health Fund

March 23, 2020

This tenth anniversary of the enactment of the Affordable Care Act (ACA) is an appropriate time to measure its impact and recommit to its purpose.  Prior to the ACA, more than 44 million non-elderly adults were uninsured. By 2016, that rate of uninsured people reached a historic low as approximately 20 million Americans gained access to health insurance coverage under the ACA including 12 million adults who gained coverage due to Medicaid expansion.[1]

The ACA was transformative legislation in at least three ways. It offered Americans access to medical care when they were acutely ill and when they needed ongoing treatment for a chronic condition (78 percent of U.S. adults 55 and older have at least one chronic condition[2]). In addition, millions of Americans gained access to preventive care such as vaccinations and health screenings.   Thirdly, it helped advance health equity by narrowing – although not eliminating – the gaps in access to high-quality care experienced by people of color due to economic disadvantage and systemic discrimination.

Prior to the ACA, Black Americans were 70 percent more likely to be uninsured than Whites and the uninsured rate for Latinos was nearly three times the uninsured rate for Whites[3]. After the ACA became law, Latinos had the largest decrease in uninsurance rates, falling from 32.6 percent to 19.1 percent between 2010 and 2016. Uninsurance rates also fell by 8 percent for Asian Americans and Black Americans during the same period.[4]

Medicaid expansion states experienced significant coverage gains and reductions in uninsured rates among low-income individuals and within specific vulnerable populations.[5] A study by the National Bureau of Economic Research found that Medicaid expansion is associated with reduced mortality.[6]  According to the study, states that expanded Medicaid had an estimated 19,200 fewer adult deaths (ages 55 to 64) between 2014 and 2017 than did states that did not expand Medicaid.[7]

Furthermore, the ACA created the Prevention and Public Health Fund (PPHF) and allocated $2 billion annually as an “expanded and sustained national investment in prevention and public health programs”. Unfortunately, much of the PPHF funding has been reallocated to other programs outside prevention and public health. On this 10th anniversary of the passage of the ACA, Congress should redouble its efforts to ensure the Prevention Fund is fully funded and that those funds are directed as intended, to prevention and public health programs.

As the COVID-19 pandemic has put in the spotlight, individual health is often linked to community health. The Prevention and Public Health Fund’s intended purpose and emphasis: sustained investment in the nation’s public health infrastructure would, if fully realized, strengthen our national readiness for health emergencies. A level of readiness that the COVID-19 pandemic has shown to be seriously inadequate.

While this 10th anniversary of the Affordable Care Act is a time to recognize and applaud its significant impact, it is also a time to shine a spotlight on the fact that over 27 million Americans remain without access to healthcare due to being uninsured.  Ensuring that all Americans have access to healthcare is a priority of Trust for America’s Health and must be a national priority.

 

[1] Garfield R, Orgera K, Damico A. The uninsured and the ACA: a primer—key facts about health insurance and the uninsured amidst changes to the Affordable Care Act [Internet]. San Francisco (CA): Henry J. Kaiser Family Foundation; 2019 Jan 25.  https://www.kff.org/uninsured/report/the-uninsured-and-the-aca-a-primer-key-facts-about-health-insurance-and-the-uninsured-amidst-changes-to-the-affordable-care-act/Google Scholar

[2] CDC, National Center for Health Statistics. Percentage of U.S. Adults over 55 with Chronic Conditions. https://www.cdc.gov/nchs/health_policy/adult_chronic_conditions.htm

[3] Buchmueller TC, Levinson ZM, Levy HG, Wolfe BL. Effect of the Affordable Care Act on racial and ethnic disparities in health insurance coverage. Am J Public Health. 2016;106(8):1416–21

[4] Garfield R, Orgera K, Damico A. The uninsured and the ACA: a primer—key facts about health insurance and the uninsured amidst changes to the Affordable Care Act [Internet]. San Francisco (CA): Henry J. Kaiser Family Foundation; 2019 Jan 25.  https://www.kff.org/uninsured/report/the-uninsured-and-the-aca-a-primer-key-facts-about-health-insurance-and-the-uninsured-amidst-changes-to-the-affordable-care-act/

[5] Madeline Guth, et al. The Effects of Medicaid Expansion Under the ACA: Updated Findings from a Literature Review. March 17, 2020.

[6] Sarah Miller et al., “Medicaid and Mortality: New Evidence from Linked Survey and Administrative Data,” National Bureau of Economic Research working paper, August 2019, https://www.nber.org/papers/w26081.

[7] Ibid