Understanding Our Society Will Help Us Understand Obesity: An Interview with Angela Odoms-Young, PhD

Dr. Angela Odoms-Young, an associate professor in Nutritional Sciences at Cornell University, studies the ways in which cultural and environmental factors influence diet and related health conditions, particularly in communities of color.  Dr. Odoms-Young’s research illuminates the roots of the obesity crisis within the Black community including poor food environments, stress, trauma, a lack of economic opportunity and the lack of active transportation and safe places for physical activity.

“We need to think of obesity as an outcome,” Dr. Odoms-Young said. “If you look at the conditions under which Black people live, those conditions over years have created what we see today. The fact that people of color are disproportionately impacted makes perfect sense because generally society has restricted their access to resources.”

According to TFAH’s State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America report, while obesity is a problem across all racial and ethnic groups – 42 percent of all U.S. adults have obesity – Blacks have the highest rate of obesity in the country. Nearly half of all Black adults in the U.S. (49.6 percent) have obesity.  The rate is even higher for Black women at 56.9 percent. Read the full interview with Angela Odom-Young, PhD

 

 

State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America

On November 10, 2021, TFAH held a virtual congressional briefing and national webinar to explore findings from the State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America report. The report examined how the social and economic factors linked to obesity were exacerbated by the COVID-19 pandemic. The 18th annual report found that 16 states had adult obesity rates at 35 percent or higher, up from 12 states the year before.

Panelists covered the latest data on obesity and its impacts, highlight promising approaches to ensure healthier communities, and offer policy recommendations that can help all Americans lead healthier lives.

Briefing Resources:

Recientes Estudios Revelan que Dieciséis Estados Cuentan con un Índice más del 35% de Obesidad en Adultos, en comparación con la data registada en el 2019 que contaba con 12 Estados

Los factores sociales y económicos relacionados con la obesidad se vieron agravados por la pandemia de COVID-19.

(Washington, DC – 15 de septiembre del 2021) – En 2020, 16 estados tenían tasas de obesidad en adultos iguales o superiores al 35 por ciento, en comparación con 12 estados del año anterior. Estos y otros datos emergentes muestran que la pandemia del COVID-19 cambió los hábitos de alimentación, empeoró los niveles de inseguridad alimentaria, obstaculizó las oportunidad para la actividad física y aumentó el estrés,  lo cual fue agravando el patrón de obesidad que se ha visto por décadas en Estados Unidos.

Según el reporte State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America, publicado hoy por Trust for America’s Health (TFAH). EL informe es basado en parte en ldatos publicados recientemente en el reporte del 2020 del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento (BFRSS) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (BFRSS) y el análisis de TFAH, proporcionando las tasas anuales de sobrepeso y obesidad por edad, raza y estados de residencia de todo el país.

La obesidad está asociada con una variedad de enfermedades, incluyendo la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, artritis, apnea del sueño y muchos otros tipos de cánceres. Además, se estima que la obesidad aumenta el gasto en atención médica de $149 mil millones al año (aproximadamente la mitad de los cuales son pagados por Medicare y Medicaid). A parte de estp, la obesidad es una de las condiciones de salud subyacentes asociadas con las consecuencias más graves de la infección por COVID-19, representado un mayor riesgo de hospitalización y muerte.

Desde el comienzo de la pandemia, el 42 por ciento de los adultos en los EE. UU. Han experimentado un aumento de peso, según una encuesta de Harris, la cual fué realizada en febrero del 2021. El aumento de peso promedio que fue reportado por cada persona adulta en los EE. UU fué de 29 libras.

Dieciséis estados tienen una tasas de obesidad de un 35 por ciento ó más en los adultos.

Las tasas de obesidad varían considerablemente entre los estados y las regiones del país. En 2020, Mississippi tenía la tasa de obesidad adulta más alta con un 37,9 por ciento, seguida de Virginia Occidental con un 39,1 por ciento y Alabama con un 39 por ciento. Colorado tuvo la tasa de obesidad en adultos más baja a nivel nacional con un 24,2 por ciento.

A nivel nacional, se muestra que ahora son 16 estados los que tienen la tasa de obesidad en adultos iguales o superiores al 35 por ciento. Los estados que se le suman a esta lista son: Delaware, Iowa, Ohio y Texas. Los doce estados que continúan teniendo tasas de adultos superiores al 35 por ciento son: Alabama, Arkansas, Indiana, Kansas, Kentucky, Louisiana, Michigan, Mississippi, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental. (Puede verificar la data por estado).

En el 2012, ningún estado tenía una tasa de obesidad en adultos superior al 35 por ciento.

Las inequidades sistémicas y los factores socioeconómicos contribuyen a tasas más altas de obesidad entre ciertas poblaciones raciales y étnicas. Según los últimos datos nacionales disponibles por la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición del 2017-2018 (NHANES, por sus siglas en inglés.) los adultos negros tenían el nivel más alto de obesidad adulta a nivel nacional con un 49,6 por ciento; impulsado en gran parte por una tasa de obesidad adulta entre las mujeres negras del 56,9 por ciento. Los adultos hispanos tienen una tasa de obesidad del 44,8 por ciento. Los adultos blancos tienen una tasa de obesidad del 42,2 por ciento y los adultos asiáticos tienen una tasa de obesidad del 17,4 por ciento.

Acorde a J. Nadine Gracia, MD, MSCE, Presidente y directora ejecutiva de Trust for America’s Health, “La epidemia de la obesidad es un problema urgente en los EE. UU. Y ha empeorado durante la pandemia del COVID-19. Lo que necesitamos son políticas que transormen los programas de inversiones de manera efectiva y audaz, que reduzcan las inequidades en el Sistema de salud y aborden las condiciones sociales y económicas de la vida de las personas, las cuales son las principals barreras para el acceso a alimentos y actividad física asequibles y saludables”.

El aumento de la tasasde obesidad también es un problema entre niños y adolescentes. Según los datos de la NHANES del 2017-2018, casi el 20 por ciento (19,3 por ciento) de los niños estadounidenses de 2 a 19 años son obesos. Estos datos se han triplicado desde mediados de la década de 1970, de los cuales los jóvenes negros y latinos tienen la tasa de obesidad sustancialmente más altas que sus pares blancos.

Medidas Que Se Deben Considerar Durante la Crisis de la Obesidad

Resolver la crisis de obesidad de la nación requerirá una mayor inversión y una acción política audaz. Las recomendaciones de este informe se centran en dos puntos principales: 1) La necesidad de crear un acercamiento a múltiples sectores multidisciplinarios, y 2) enfocarse primordialmente en aquellos grupos de la población que experimentan un riesgo desproporcionado de obesidad. Los legisladores no podrán revertir el aumento de la tasa de obesidad, sin abordar las condiciones sociales, económicas y ambientales, las cuales son la raíz del problema.

El reporte incluye unas medidas de recomendación para abordar la crisis de la obesidad, las cuales deben ser implementadas tanto por el gobierno federal, local, estatal, el sector de la educación, el sector de la salud y la industria alimentaria:

  • Ampliar el acceso al seguro médico, incluso mediante la extensión de Medicaid, haciendo que la cobertura del seguro a través del sistema de asistencia de salud (Marketplace), sea más asequible. Los planes de seguro deben cubrir todas las recomendaciones “A” o “B” del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. para los programas de prevención de la obesidad, sin ningún costo extra para el paciente.
  • Aumentar los fondos para el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud de los CDC. Esta inversión debe incluir al menos $ 125 millones en el año fiscal 2022 para la División de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de los CDC y $ 102.5 millones en el año fiscal 2022 para los Enfoques Raciales y Étnicos de la Salud Comunitaria de los CDC para garantizar los fondos suficientes, de manera y equitativa para los programas de prevención de obesidad en los 50 estados.
  • Hacer que las comidas escolares saludables sean gratuitas para todos los estudiantes, es un gran paso para acabar con el hambre infantil y asegurar el acceso a alimentos saludables. Proteger la reciente expansión de los beneficios del Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) y mejorar el acceso al Programa de Nutrición Suplementaria Especial para Mujeres, Bebés y Niños (WIC).
  • Eliminar vacíos fiscales y deducciones de costos comerciales a las corporaciones relacionadas con la publicidad de alimentos y bebidas que no son saludables para los niños.
  • Aumentar el precio de las bebidas azucaradas mediante un impuesto especial, generando ingresos fiscales para ser destinados a los esfuerzos de disminuir disparidades socioeconómicas y de salud para prevenir la obesidad.
  • Asegurar que todos tengan accesos seguro y conveniente a aceras y vías para caminar y andar en bicicleta, que todos los estudiantes puedan contar con rutas seguras para caminar o andar en bicicleta. Las inversiones en el departamento de transporte deben enfocarse en transporte activo, tanto el estado federal, local y estatal, junto al departamento de educación, deben enfocar sus esfuerzos en incrementar la actividad física durante la jornada escolar.

 

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Para leer el reporte completo

 

Trust for America’s Health es una organización no partidista sin fines de lucro que promueve una salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional.

Nuevo informe encuentra lagunas en la preparación de los estados para emergencias de salud pública

La COVID-19 muestra daño crítico de subinversión en infraestructura de salud pública

(Washington, DC) — 10 de marzo de 2021 – La pandemia de COVID-19 ha demostrado claramente que la inversión insuficiente en la preparación para responder a emergencias de salud pública puede costar cientos de miles de vidas y causar estragos en la economía. Un nuevo informe publicado hoy por Trust for America’s Health (TFAH) midió el desempeño de los estados en 10 indicadores clave de preparación para emergencias y encontró espacio para mejorar en todas las jurisdicciones.

El informe Ready or Not 2021: Protecting the Public’s Health from Diseases, Disasters and Bioterrorism midió la preparación de los estados para emergencias de salud de cualquier tipo (no solo la crisis del COVID-19).  Este informe colocó a 20 estados y al Distrito de Columbia en una categoría de alto nivel de preparación, 15 estados en un nivel de preparación medio y 15 estados en un nivel de preparación bajo.

Durante casi dos décadas, TFAH ha examinado la preparación para emergencias de salud pública de la nación en este informe anual. Durante ese tiempo, todos los estados han mejorado su preparación para emergencias, pero todos continúan teniendo espacio para un fortalecimiento adicional de sus programas de respuesta de salud pública.

 

Rendimiento estatal, por nivel de puntuación, 2020

Performance Tier States Number of States
High Tier CO, CT, DC, DE, GA, ID, KS, MA, MD, ME, MS, NC, NE, NM, OK, RI, UT, VA, VT, WA, WI 20 states and DC
Middle Tier AL, CA, FL, IA, IL, KY, LA, MI, MN, MT, ND, NJ, OR, TN, TX 15 states
Low Tier AK, AR, AZ, HI, IN, MO, NH, NV, NY, OH, PA, SC, SD, WV, WY 15 states

“La importancia de este informe es que brinda a los estados datos procesables para adoptar políticas que salven vidas. La crisis de COVID-19 muestra que tenemos mucho más trabajo por hacer para proteger a los estadounidenses de las amenazas a la salud, particularmente en las formas en que el racismo estructural crea y exacerba los riesgos para la salud dentro de las comunidades de color ”, dijo John Auerbach, presidente y director ejecutivo de Trust for Salud de Estados Unidos. “Los estados deben tomar medidas enérgicas para apuntalar su preparación para todo tipo de emergencias de salud pública”.

Si bien los hallazgos del informe no son una medida de la respuesta COVID-19 de ningún estado, demuestran que si bien la preparación de los estados es importante, las emergencias de salud nacionales en la escala de una pandemia requieren un liderazgo y una coordinación federales fuertes, e inversiones a largo plazo en salud pública. infraestructura y mano de obra. Los estados por sí solos, incluso aquellos que ocupan un lugar destacado en este informe, no están lo suficientemente equipados para responder a una pandemia sin ayuda federal, dicen los autores del informe.

El informe encontró:

La mayoría de los estados han hecho preparativos para expandir la atención médica y las capacidades de salud pública en una emergencia, a menudo a través de la colaboración. Treinta y cuatro estados participaron en el Nurse Licensure Compact, en comparación con 26 en 2017. El pacto permite a las enfermeras registradas y las enfermeras prácticas o vocacionales con licencia ejercer en múltiples jurisdicciones con una sola licencia. En caso de emergencia, esto permite a los funcionarios de salud aumentar rápidamente sus niveles de personal. Además, los hospitales de la mayoría de los estados tienen un alto grado de participación en coaliciones de salud. En promedio, el 89 por ciento de los hospitales estaban en una coalición y 17 estados y el Distrito de Columbia tenían participación universal, lo que significa que todos los hospitales de la jurisdicción eran parte de una coalición. Dichas coaliciones unen a los hospitales y otras instalaciones de atención médica con la gestión de emergencias y los funcionarios de salud pública para planificar y responder a los incidentes. Finalmente, todos los estados y el Distrito de Columbia tenían laboratorios de salud pública que tenían planes para una gran afluencia de necesidades de pruebas. Esta capacidad de aumentar la capacidad de prueba de laboratorio durante la crisis de COVID-19 fue extremadamente crítica.

La mayoría de los estados están acreditados en las áreas de salud pública, manejo de emergencias o ambos. A diciembre de 2020, la Junta de Acreditación de Salud Pública (PHAB) o el Programa de Acreditación de Gestión de Emergencias (EMAP) acreditaron 42 estados y el Distrito de Columbia; 29 estados y el Distrito de Columbia fueron acreditados por ambos grupos, un aumento neto de uno desde noviembre de 2019. Ambos programas ayudan a garantizar que los sistemas necesarios de preparación y respuesta ante emergencias estén en su lugar y con personal calificado.

Las tasas de vacunación contra la influenza estacional, aunque aún son demasiado bajas, han aumentado significativamente. La tasa de vacunación contra la influenza estacional entre los estadounidenses de 6 meses o más aumentó del 42 por ciento durante la temporada 2017-2018 al 52 por ciento durante la temporada 2018-2019, pero aún está por debajo de la tasa de vacunación objetivo del 70 por ciento establecida por Healthy People 2030.

En 2019, solo el 55 por ciento de los residentes estatales empleados, en promedio, usaron tiempo libre remunerado, el mismo porcentaje que en 2018. Aquellos sin licencia remunerada tienen más probabilidades de trabajar cuando están enfermos y corren el riesgo de propagar la infección. Esto se volvió particularmente relevante durante la pandemia de COVID-19, ya que el aislamiento y la cuarentena son herramientas importantes para controlar el brote.

La mayoría de los residentes que obtuvieron el agua de su hogar a través de un sistema de agua comunitario tenían acceso a agua potable. En promedio, solo el 5 por ciento de los residentes del estado utilizó un sistema de agua comunitario en 2019 que no cumplía con todos los estándares de salud aplicables.

El informe incluye recomendaciones de acciones por parte de los legisladores federales y estatales para mejorar la preparación para emergencias de salud pública de la nación en siete áreas prioritarias:

  • Proporcionar financiación suficiente y estable para la seguridad de la salud pública nacional y mundial.
  • Fortalecer las políticas y los sistemas para prevenir y responder a brotes y pandemias.
  • Construir comunidades resilientes y promover la equidad en salud en general y en la preparación.
  • Asegurar liderazgo, coordinación y fuerza laboral efectivos en salud pública.
  • Acelerar el desarrollo y la distribución, incluida la distribución de última milla, de contramedidas médicas.
  • Fortalecer la capacidad del sistema de salud para responder y recuperarse durante y de emergencias de salud.
  • Prepárese para las amenazas ambientales y el clima extremo.

El informe de la serie Ready or Not está financiado por la Fundación Robert Wood Johnson con el apoyo adicional de The California Endowment, W.K. Fundación Kellogg y Fundación Kresge.

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Trust for America’s Health es una organización no partidista sin fines de lucro que promueve la salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional. Twitter: @HealthyAmerica1

Increases in Drug Overdose Death Rates Were Up Before COVID-19 and Are Continuing to Rise During the Pandemic

Trust for America’s Health and Well Being Trust Call for Renewed Focus on Preventing Deaths of Despair

DISTRICT OF COLUMBIA & OAKLAND, CA – Dec. 23, 2020 – According to data released this week by the National Center for Health Statistics, in 2019 age-adjusted drug overdose deaths increased slightly over the prior year.  Coupled with data released last week by the CDC showing increases in drug overdose deaths in early 2020, these reports demonstrate the continuing upward trajectory of drug deaths in the U.S, a trend that is being compounded by the COVID-19 pandemic.

The age-adjusted rate of drug overdose during 2019 was 21.6 per 100,000 deaths, up from the 2018 rate of 20.7 per 100,000. In 2019, 70,630 people died due to drug overdose in the United States.

Between 1999 and 2019 the rate of drug overdose deaths increased for all groups aged 15 and older, with people aged 35-44 experiencing the highest single year increase in 2019.  While rates of drug overdose deaths involving heroin, natural and semisynthetic opioids, and methadone decreased between 2018 and 2019 the rate of overdose deaths involving synthetic opioids other than methadone continued to increase.

2018 data showing only minor progress after decades of worsening trends, provisional drug overdose data showing an 18% increase over the last 12 months, and the recent CDC Health Alert Network notice on early 2020 increases in fatal drug overdoses driven by synthetic opioids all underscore the continued impact of the deaths of despair crisis and how the COVID-19 pandemic has further diminished the mental health and well-being of many Americans.

“These 2019 overdose rates and the outlook for 2020 are extremely alarming and the result of insufficient prioritization and investment in the well-being and health of Americans for decades,” said John Auerbach, President and CEO of the Trust for America’s Health. “As we work to recover from the COVID-19 pandemic, we must take a comprehensive approach that includes policies and programs that help Americans currently struggling and target upstream root causes, like childhood trauma, poverty and discrimination in order to help change the trajectory of alcohol, drug, and suicide deaths in the upcoming decades.”

Over the last five years, Trust for America’s Health (TFAH) and Well Being Trust (WBT) have released a series of reports on “deaths of despair” called Pain in the Nation: The Drug, Alcohol and Suicides Epidemics and the Need for a National Resilience Strategy, which include data analysis and recommendations for evidence-based policies and programs that federal, state, and local officials.

“If leaders don’t act now to stymie America’s mental health and addiction crises, next year’s data will easily surpass the astounding numbers we’re seeing today,” said Dr. Benjamin F. Miller, PsyD, Chief Strategy Officer at Well Being Trust. “Overdose deaths can be prevented if individuals who are struggling are able to access the appropriate services and supports – and with greater demonstrated success if the care individuals receive is rooted in their immediate communities.”

 

Drug Overdose Deaths, 1999-2019 (Rates age-adjusted)

Year Deaths Deaths per 100,000
1999 16,849 6.1
2000 17,415 6.2
2001 19,394 6.8
2002 23,518 8.2
2003 25,785 8.9
2004 27,424 9.4
2005 29,813 10.1
2006 34,425 11.5
2007 36,010 11.9
2008 36,450 11.9
2009 37,004 11.9
2010 38,329 12.3
2011 41,340 13.2
2012 41,502 13.1
2013 43,982 13.8
2014 47,055 14.7
2015 52,404 16.3
2016 63,632 19.8
2017 70,237 21.7
2018 67,367 20.7
2019 70,630 21.6

 Sources:
CDC – NCHS – National Center for Health Statistics
https://emergency.cdc.gov/han/2020/han00438.asp
https://www.cdc.gov/nchs/nvss/vsrr/drug-overdose-data.htm

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About Trust for America’s Health
Trust for America’s Health is a nonprofit, nonpartisan organization that promotes optimal health for every person and community and makes the prevention of illness and injury a national priority. Twitter: @HealthyAmerica1

 

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Well Being Trust is a national foundation dedicated to advancing the mental, social, and spiritual health of the nation. Created to include participation from organizations across sectors and perspectives, Well Being Trust is committed to innovating and addressing the most critical mental health challenges facing America, and to transforming individual and community well-being. www.wellbeingtrust.org Twitter: @WellBeingTrust